En julio se cumplirán 30 años desde que comenzó la construcción del Túnel El Melón, la primera obra concesionada del país. Comenzaba así una política pública de intensa colaboración entre el sector público y privado que se aprecia en el alto estándar de nuestra Ruta 5, con doble vía entre Caldera y Puerto Montt, las autopistas urbanas, hospitales, cárceles, aeropuertos, entre otras. Los proyectos licitados en estos 30 años alcanzan una inversión de 28 mil millones de dólares, algo así como todo el presupuesto del Ministerio de Obras Públicas durante 12 años destinado a obras nuevas.
Unir los esfuerzos del Estado con el sector privado ha sido una alianza muy positiva para un país que aún requiere un gran salto en infraestructura para el desarrollo. El progreso del país llegó más rápido con esta alianza, mejorando condiciones de vida para millones de personas en todo el territorio. Las concesiones permitieron multiplicar los recursos disponibles para proyectos de inversión y 'liberar' recursos del presupuesto nacional para destinarlos a urgentes necesidades: salud, educación, vivienda, por mencionar las principales. Han sido 30 años de muchas luces y también algunas sombras, pero el balance más desprejuiciado nos permite afirmar que fue una decisión visionaria y correcta.
El propósito del gobierno del Presidente Gabriel Boric es perseverar a paso firme en este camino. Durante el período 2023-2024, el Ministerio de Obras Públicas llamará a licitación para 23 proyectos, por un valor de 7 mil 500 millones de dólares, y entre 2025 y 2026 se licitarán otros 17 proyectos, por 6.200 millones de dólares. Estas obras son adicionalmente un importante motor para la generación de empleo y la reactivación económica, al igual que las nuevas obras que ejecuta directamente el MOP con fondos públicos. En Salud, la construcción de consultorios, postas, centros de salud familiar; en Educación, liceos, jardines infantiles; en conectividad, los caminos y puentes, aeródromos y posadas de helicópteros; en seguridad hídrica, los APR, sistemas de riego, tranques y embalses; en seguridad, los recintos de carabineros, PDI y pasos transfronterizos; en la protección de bordes costeros, quebradas, cauces y también recintos para bomberos, así como muchas otras que permiten que las familias y las personas tengan una mejor vida. Aquí hablamos de nuevas obras en el año en curso, con un presupuesto de 2.000 millones de dólares.
El desafío para los próximos 30 años del modelo de concesiones chileno es mantener una impecable ejecución e integrar innovaciones tecnológicas, medioambientales y sociales en los procesos y en el desarrollo de sus obras. Deberán generar un impacto positivo no solo por sí mismos, sino también por la manera de enfrentar los desafíos del cambio climático desde la infraestructura, la protección al medio ambiente y la biodiversidad allí donde se instalen, el uso óptimo del agua, el trato a los trabajadores en su ejecución, las relaciones y la participación de las comunidades, y las obras de mitigación en sintonía con las necesidades más urgentes de quienes habitan en su entorno.
Que no haya dudas de que trabajaremos durante este tiempo para que el modelo de concesiones en Chile dé un paso adelante para ser más eficiente: el Estado debe reducir la burocracia en torno a los procesos de adjudicación, coordinándose mejor entre ministerios; vamos a consolidar procesos transparentes, informados, participativos y con rendición de cuentas claras que protejan las certezas para los inversionistas, pero también resguardar el interés del Estado y sus fondos públicos.
Uno de los encargos que me ha hecho el Presidente Gabriel Boric en la gestión del Ministerio de Obras Públicas ha sido una ejecución presupuestaria en obras que mejoren la vida de las personas, la vida de las comunidades, que generen empleo, sean lindas para la ciudad, cuiden a las familias y nos permitan disfrutar mejor del país que tenemos.
Fuente: El Mercurio