En una entrevista en estas páginas, el experto en seguridad Hugo Frühling advirtió respecto de la compleja situación que se vive en las cárceles debido al crecimiento de la población penal, el aumento de los delitos más graves y violentos, y el retraso en la construcción de penales con mejores estándares de gestión, control y respeto de los derechos humanos de presos y gendarmes.
Según el investigador de la Universidad de Chile, en los últimos años se ha producido una tendencia hacia un “mayor punitivismo”, expresada en el aumento de penas, nuevos tipos delictuales y restricciones por parte de jueces y fiscales a aceptar libertades provisionales y condicionales. Frühling agregó que falta un examen del impacto de las políticas criminales y las soluciones legislativas enfocadas prioritariamente en el recurso de la prisión; mientras al principio de la reforma procesal penal el 25% de los internos estaba en prisión preventiva, esa cifra hoy supera el 40%.
De acuerdo con datos de Gendarmería, las plazas disponibles alcanzan casi a 42 mil y los reclusos están por encima de los 48 mil, lo que implica una tasa de ocupación de 115,9%; de hecho, la autoridad ha anotado que es posible que este año los presos suban de 50 mil. Durante la cuenta pública, el Presidente Boric informó que en su período la capacidad penitenciaria crecerá un 12%.
En este contexto, el Ejecutivo presentó al Congreso, a mediados de junio, un proyecto de ampliación, reconstrucción y reparación de las cárceles existentes; la iniciativa considera que por un lapso de 48 meses el Ministerio de Vivienda, a propuesta de la cartera de Justicia, pueda modificar los planos reguladores de las ciudades previa consulta a los gobiernos regionales y municipios. De esta manera, sería factible sortear la dificultad que supone levantar nuevos recintos de reclusión ante el generalizado rechazo de los vecinos y sus representantes; parlamentarios que han votado a favor del endurecimiento de penas y medidas de cárcel se han manifestado, sin embargo, contrarios a la construcción de cárceles en sus zonas.
La realidad carcelaria no sólo está determinada por el hacinamiento de la población penal, sino, además, por ciertos cambios estructurales en la fisonomía del delito y el surgimiento de estructuras y redes criminales más sofisticadas y peligrosas, que actúan de forma coordinada dentro y fuera de los presidios; este tipo de delincuencia demanda del Estado tanto infraestructuras como mecanismos más modernos de segregación de los reclusos, y mejores herramientas de rehabilitación y reinserción. A juicio de Frühling, se deben caracterizar de modo más detallado los problemas de Gendarmería en aspectos funcionales, de formación y probidad.
La experiencia comparada en la región es reveladora de la importancia que tiene responder a tiempo al desafío de los grupos criminales y evitar que puedan tomar el control del sistema penitenciario prácticamente expulsando la autoridad del Estado; como señaló el mandatario en el proyecto sobre penales, en materia de seguridad es indispensable acordar políticas públicas efectivas y duraderas que trasciendan los mandatos de los gobernantes.
Fuente: La Segunda