Señor Director:
Muy interesantes dos publicaciones de su edición del viernes. Por un lado se destaca que el MOP acelerará la concesión de plantas desaladoras en Coquimbo y O'Higgins y por otro una columna de Karen Thal y Lorenzo Gazmuri nos alerta de lo difícil y lento que es tramitar los permisos de proyectos empresariales en Chile, y pone como ejemplo los permisos de una desaladora que demoraron más de diez años en ser otorgados.
Con preocupación y tristeza concluimos, a partir de los análisis del propio MOP, que La Serena y Coquimbo tendrán muy probablemente racionamiento de agua potable debido a la demora en la tramitación de los respectivos permisos, pues aunque tardasen la mitad que el promedio, de todos modos vamos a estar tarde, especialmente si se considera que al día de hoy no hay ningún proyecto de planta desaladora, para esas ciudades, ingresado al sistema de evaluación ambiental. A esto debemos añadir que otras regiones, como Valparaíso, enfrentan una situación de estrechez hídrica muy preocupante, mientras, simultáneamente, un proyecto de desaladora que alivia la situación de miles de personas en la región y que además permite aumentar la producción de cobre y recaudación de impuestos, que cuenta con todos sus permisos, está detenido por una toma ilegal hace más de dos meses.
La preocupante conclusión es que Chile se está secando no solo por el cambio climático, sino por nuestra lentitud o pasividad en la búsqueda e implementación de soluciones que mitiguen sus efectos; por eso es nuestro deber gritar a todo pulmón: necesitamos nuevas fuentes de agua para Chile, aquí y ahora.
Carta al Director de Carlos Foxley, Presidente Asociación chilena de Desalación y Reúso, ACADES
Fuente: El Mercurio