Debilidad económica y problemas financieras merman la partida de iniciativas. Hay construcciones en fase de terminaciones, advierte Iconstruye.
Afectada por el deterioro de la economía, la inflación y las restricciones financieras, la actividad de la construcción registra una fuerte contracción. Esto se ve reflejado en indicadores como el inicio de obras nuevas, es decir, los planes que, contando con los permisos, parten los movimientos de tierra para desarrollarse.
En febrero de 2024, solo comenzaron 12 faenas nuevas a nivel nacional, la cifra más baja desde las siete obras contabilizadas en julio de 2020, cuando la pandemia por covid-19 estaba en pleno desarrollo. Y en los dos primeros meses de este año han arrancado 37 construcciones, lo que da un promedio mensual de 18,5 para el bimestre.
Esa cifra representa un desplome de casi 80% respecto del promedio mensual de 90 obras nuevas que se solía presenciar antes del estallido y crisis sanitaria, según cifras de Iconstruye, la mayor plataforma tecnológica del rubro, que monitorea esta industria —cerca de mil compañías o 70% del mercado—, en especial, los movimientos de las grandes empresas.
En 2023, el promedio mensual de inicio de proyectos fue de 23, una merma del 74% frente al periodo previo al estallido. En Iconstruye estiman una contracción adicional del 30% en la cantidad de nuevas obras para 2024.
Impacto en empleo
En el bajo inicio de nuevas faenas está incidiendo la alta proporción de proyectos en etapa de terminaciones en 2023, que llegó al 53%.
El gerente general de Iconstruye, Ignacio Vila, señaló que las restricciones de la banca para el financiamiento a firmas constructoras y compradores, unido a las altas tasas de interés, también afectan el dinamismo del rubro. A ello, añadió, se agregan la 'permisología' y la lentitud de licitaciones de obras en el sector público.
Comentó que el impacto de la fuerte ralentización de la construcción se verá reflejado este año en el empleo sectorial, con la destrucción y no generación de 300.000 puestos de trabajo, considerando puestos laborales de las constructoras y de los diversos servicios de contratistas.
Sobre el impacto que podría generar en la actividad el reciente anuncio del Ministerio de Obras Públicas (MOP) para la licitación de 680 iniciativas por US$ 2.300 millones, Vila sostuvo que ese plan 'podría mover la aguja, pero es necesario que se ejecute'. En ese sentido, insistió en que es clave apoyar el financiamiento de las empresas constructoras.
Propuestas
Para reactivar la demanda en Iconstruye proponen impulsar 'créditos blandos y garantías estatales para facilitar la adquisición de propiedades y primeras viviendas, hasta 5.500 UF'. Asimismo, la firma planteó ampliar los beneficios tributarios DFL2 a propiedades comercializadas en 2024 y 2025 y la eliminación del IVA a la vivienda para ventas que se realicen durante este y el próximo año.
En tanto, para estimular la oferta señaló que es necesario implementar un mecanismo de reemplazo del Crédito Especial a las Empresas Constructoras (CEEC) —que se eliminará progresivamente a 2027—, como sería un subsidio directo a la compra de la primera vivienda, menor a 5.500 UF.
Asimismo, estimó que es necesaria una reducción de los factores de requerimientos de capital para promover la inversión en proyectos de edificación.
Por otra parte, Vila advirtió que existen un gran número de permisos de edificación que aún no se han materializado en obras, debido a la saturación del mercado y la dificultad para obtener financiamiento. Por ello, planteó la urgencia de permitir la extensión de los plazos de expiración de estos permisos.
'Las 12 obras de febrero están en mínimos históricos y si no hacemos cosas, vamos a seguir en esos niveles. Hoy no hay indicadores que nos hagan suponer un mejor desempeño de la industria', concluyó.
Fuente: El Mercurio