Un ciclo positivo de crecimiento económico, cuentas fiscales estrechas y una estrategia basada en potenciar el sector logístico son los fundamentos del gobierno paraguayo para apostar fuertemente por la asociación público-privada. La experiencia chilena es la referencia más exitosa en ese sentido, según las autoridades, que tomaron como 'espejo' la regulación nacional en su propia normativa.
Tanto los empresarios chilenos que han visitado Asunción como las autoridades paraguayas que conocen Santiago ven un cierto paralelismo entre ambas naciones. El potencial de crecimiento económico que muestra hoy día el país que desde agosto del año pasado lidera el Presidente Santiago Peña tiene, según la visión local, similitudes con el ciclo positivo que atravesó Chile durante los gobiernos de la Concertación. Esa mirada sostiene la apuesta por una fórmula que tuvo éxito durante esa experiencia: la asociación público-privada para desarrollar grandes obras de infraestructura bajo el modelo de concesiones.
Precisamente en las edificaciones y en el nivel de desarrollo urbano es donde las brechas tienen un correlato con el pasado reciente de Chile. Incluso en las zonas turísticas, en las calles de Asunción conviven grandes centros comerciales y lujosos hoteles en la misma cuadra que calles mal asfaltadas, recorridas por añosos buses del transporte urbano y rodeadas por corrientes del sistema de cañerías que avanzan por el costado de las vías peatonales. En el marco de un seminario destinado a revisar la experiencia chilena en esta materia, organizado por la Universidad del Desarrollo en conjunto con la Universidad Americana de Paraguay, la capital recibe, además, a los participantes extranjeros con una densa nube de contaminación derivada de un grave incendio forestal que ya ha consumido más de 100.000 hectáreas —en su mayoría de bosque nativo— en la zona del Chaco, fronteriza con Bolivia.
Treinta años atrás
'Paraguay está como hace 25 o 30 años lo que era Chile, con esa primera generación de concesiones. Vemos una gran oportunidad para el gobierno', reflexiona Amilcar Guillén, el director de Proyectos Estratégicos (Dipeco) del Ministerio de Obras Públicas en ese país. En el encuentro expuso la programación de la cartera para apalancar US$ 5.500 millones en obras de infraestructura, con financiamiento público-privado, de aquí a 2028.
El ingeniero conoce de cerca la experiencia chilena. Al igual que la ministra que lidera la cartera, Claudia Centurión, cursó sus estudios de posgrado en la Pontificia Universidad Católica de Chile. De hecho, comenta a 'El Mercurio' que el director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI) y exministro de Obras Públicas en el gobierno de Ricardo Lagos, Carlos Cruz, es uno de los principales asesores de Dipeco. 'Nuestro marco regulatorio de los procesos de alianza público-privada tiene como base las leyes chilenas. Nosotros estamos trabajando muy de la mano con el gobierno en procesos transformacionales, y apalancándonos de la experiencia de Chile'. Afirma, además, que esta sintonía regulatoria ofrece variadas oportunidades de inversión, no solo en el financiamiento de las obras, sino que también en la operación de proyectos donde el país tiene mayor conocimiento: 'Chile está como 30 años adelante nuestro. Nosotros estamos buscando no solo procesos de licitación, sino que también oportunidades de desarrollo en el sector inmobiliario, de agua y saneamiento, el sector energético; ahí Chile lleva la vanguardia y son grandes oportunidades para generar alianzas'.
Leonardo Daneri, presidente de la Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública (Copsa), destacó que el diseño de las licitaciones paraguayas abre oportunidades que pueden ser especialmente beneficiosas para constructoras chilenas de tamaño mediano y grande. Este tipo de compañías, afirma, enfrentan en el mercado local una competencia más compleja con firmas multinacionales que se adjudican proyectos de mayor envergadura y costo.
A su vez, el CEO de Grupo Costanera, Diego Savino, recomendó a las autoridades paraguayas que el desarrollo de su infraestructura vaya en sintonía con el crecimiento económico y la capacidad de financiamiento. Aludió como ejemplo a la experiencia chilena de las autopistas, donde los usuarios fueron incrementando su disconformidad con las tarifas.
Atracción de inversiones
En un contexto de estrechez fiscal, la economía paraguaya ve en el desarrollo de infraestructura una gran apuesta para sostener su elevado crecimiento de los años recientes, y traspasar dichas cifras al bienestar ciudadano.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) constató que, en 2023, la economía paraguaya fue la de mayor crecimiento entre los países de Sudamérica, con una expansión del 4,5%. La proyección para este año es más moderada, de 3,8%, pero ubica al país en el segundo puesto del ranking, solo después de Venezuela (4%).
Este escenario le valió un hito relevante a Paraguay, tras sumarse como el séptimo país de la región con grado de inversión, luego que la clasificadora de riesgo Moody's elevó su nota crediticia desde Ba1 a Baa3, con perspectiva estable, en abril pasado. 'Refleja nuestras expectativas de que el crecimiento económico se mantendrá robusto, apoyado por la inversión pública y privada en proyectos clave de infraestructura', señaló el organismo.
El arquitecto Mario Silvero, decano de la Facultad de Comunicación, Arte y Ciencias de la Tecnología de la Universidad Americana, recuerda que en el pasado ya fue relevante la infraestructura para el desarrollo económico paraguayo, cuando en la década de los 80 se construyó la represa de Itaipú, en el límite con Brasil. 'Tienen un efecto cascada, desde las grandes empresas constructoras hasta la gente que apoya a los albañiles, que les vende comida. Traen tecnología nueva que después va e influye también en la industria de la construcción (…). Todo esto que ves, Asunción, creció como ciudad a raíz de esa gran inversión en la represa de Itaipú. Y esto es lo que esperamos con estos proyectos', relata.
Katherin Arrúa, decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, destaca, a su vez, que el grado de inversión 'permite poder entrar también en una vitrina donde varias empresas inversionistas pueden fijarse en Paraguay. Tenemos varios recursos naturales, que tienen un potencial muy importante, pero que requieren, justamente, de esa inversión para que puedan llegar a su mayor potencial'.
Corredor Bioceánico, el objetivo común entre ambos países
En la estrategia del 'Plan de Infraestructura 2028' de Paraguay, un foco central es convertir a esta nación, que no tiene salida al mar, en un 'hub logístico multimodal' para la región. De hecho, la mayor parte de la inversión, unos US$ 2.700 millones, se destinan a conectividad e infraestructura vial. Pero un proyecto estratégico en esta materia es el denominado Corredor Bioceánico, que conecta el puerto de Santos en Brasil hasta los puertos del norte de Chile, como Antofagasta, Mejillones, Arica e Iquique, en una ruta de unos 8.000 kilómetros de extensión.
Esta iniciativa, en la fracción que le compete a Paraguay, involucra casi US$ 600 millones sumando cada una de sus tres etapas, de las cuales la primera, de 227 kilómetros, ya concluyó. Su continuación, el puente que va a unir Carmelo Peralta con Puerto Mourtinho, en Brasil, está en un 50% de su construcción final, según comenta Amilcar Guillén, de Dipeco, a 'El Mercurio'.
Sobre los avances restantes, dice que 'la tercera etapa fue adjudicada en esta administración, a eso se dio orden de inicio en el mes de agosto, la semana anterior, entonces esas obras están hoy en etapa de inicio (…). Hay un segundo tramo, por así decirlo, que estamos viendo el mecanismo de financiamiento para poder avanzar'. Sobre eso, dice, se está trabajando con los gobiernos de Chile y Argentina, afirma.
Argentina, otro caso que mira el modelo chileno
La idea de adoptar la experiencia chilena del sistema de concesiones para apalancar la asociación público-privada en el desarrollo de infraestructura también despertó previamente el interés del gobierno argentino. En abril pasado, Copsa asistió a un encuentro similar con autoridades del Ministerio de Economía de la nación que hace seis meses lidera el Presidente Javier Milei.
En este evento, que tuvo lugar en Buenos Aires, el entonces secretario de Concesiones de la cartera, Mariano Mirotti, aseguraba que 'estamos trabajando muy fuertemente en el equipo del Ministerio de Economía y de nuestras secretarías involucradas con infraestructura, sabiendo que estamos largando en un partido en el que venimos perdiendo tres a cero'. La autoridad transparentó, eso sí, que la implementación de este modelo sería más compleja que en Chile, dado el deteriorado clima de inversión derivado de la pérdida de confianza en el país, su inestabilidad política y la conflictividad que ha afectado a diversos contratos del sector, según constató 'El Mercurio' tras asistir a este encuentro.
El propio Milei, de hecho, manifestó durante sus primeras semanas de mandato el interés de su administración en avanzar con un esquema de privatizaciones emulando las concesiones que se han implementado en Chile. De hecho, en sus primeras entrevistas, bajo el ampliamente difundido argumento de que 'no hay plata', justificó que 'la obra pública se termina', para traspasar buena parte del financiamiento al sector privado.
Con todo, la inestabilidad para este tipo de inversiones en Argentina tuvo un nuevo episodio hace dos semanas, cuando el gobierno decidió modificar la estructura del gabinete, lo cual implicó —entre otros ajustes— suprimir la Secretaría de Concesiones liderada por Mirotti.
Fuente: El Mercurio