Chile por casi una década registra un crecimiento muy modesto, como se aborda en esta misma página. En esta realidad, quizás el factor más llamativo es el nulo crecimiento de la productividad. En términos muy simples, esta tiene su origen en la reasignación de los medios disponibles para producir más. Este fenómeno, a su vez, ocurre de distintas maneras. Involucra, por ejemplo, formas diferentes de generar bienes y servicios al interior de las diversas organizaciones, movimientos de recursos entre sectores o una mejor adecuación entre los elementos disponibles y los procesos productivos. La poca evidencia desagregada sugiere que quizás el vehículo más relevante de crecimiento de la productividad está detenido. En efecto, la productividad de las empresas no estaría creciendo y, además, los recursos no se estarían reasignando hacia aquellas que son más productivas. Hay menos comprensión de los mecanismos que están provocando esta situación. El importante crecimiento en la carga tributaria de las empresas y las distorsiones asociadas a su tamaño en los últimos años seguramente son un factor.
A la luz del último estudio preliminar de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad, es muy posible que la 'permisología' sea otro elemento altamente relevante a la hora de explicar el fenómeno. En efecto, la CNEP detecta la existencia de un número grande de permisos (309) en los que se requiere un pronunciamiento favorable expreso de una autoridad para concretar un proyecto de inversión. De estos, 63 son de aquellos que pueden paralizar el avance de un proyecto y resultan, por tanto, críticos. Por supuesto, detrás de ello está la aspiración de proteger bienes sociales relevantes, pero el modo en que se tramitan se erige en un verdadero obstáculo a la inversión. La gran mayoría se requiere en todo tipo de proyectos y hay involucrados distintos grados de complejidad. Así, en el caso de los más complejos, se nota una duración muy prolongada de su tramitación y es donde también se observa, en el análisis realizado, la existencia de más trámites pendientes. Por cierto, los permisos tampoco son simultáneos y eso agrava los retrasos. Cabe advertir, además, que, como se anticipa un aumento en la tramitación de proyectos, es también esperable, de no cambiar las condiciones, un incremento en la duración de dichos trámites.
Este hecho tiene un efecto que rara vez es asumido y que apunta a una disminución en la intensidad competitiva, toda vez que la tramitación prolongada de permisos afecta mucho más a los desafiantes de una industria que a los titulares. Demoras muy prolongadas desincentivan más a los primeros. Esto, en sí mismo, tiende a reducir la productividad de las empresas. Los cuellos de botella se encuentran principalmente en concesiones marítimas, informes favorables para construcción, permisos del Consejo de Monumentos Nacionales y consultas de pertinencia de ingreso al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.
El informe propone una serie de iniciativas para agilizar la tramitación de permisos. Tal vez la más interesante sea pasar a un modelo de riesgo que permita reducir los permisos exigidos. Varios países desarrollados han optado por este camino, con resultados muy satisfactorios.
Fuente: El Mercurio